Empieza la aventura del Pico Lenin. Hemos quedado para salir en dirección al aeropuerto a las 05:00 de la mañana, nuestro vuelo a la ciudad de Barcelona era a las 07:10 AM. El padre de mi compañero de aventuras accedió amablemente a llevarnos al aeropuerto.
Nuestro equipaje de expedición está formado por cuatro bidones y un petate, donde llevamos todo lo relacionado con el equipo de escalada y la comida de altura durante nuestra estancia en la montaña, o sea “cargados como mulos”.
Ya teníamos previsto este contratiempo del sobrepeso y por eso teníamos un sobre con al menos 100 euros por cabeza para pagar por exceso. Ya me dirán ustedes donde iríamos con tan solo los 20 kilogramos que nos permiten llevar en este tipo de vuelos nacionales.
Volando hacia Moscú, toda una aventura
Mientras emitíamos los billetes y depositaba los bidones en la cinta, intentaba negociar con la chica del mostrador si nos quitaban algunos kilos, y así fue, tuvimos que pasar a pagar 30 kilos de exceso, pero por otro lado nos quito 30 kilos de más que teníamos, en definitiva, con los 20 kilos que te pertenecen no nos daba ni para empezar.
Llegamos al aeropuerto de Barcelona a las 11:30 hora peninsular, esperando casi una hora en las cintas para recoger nuestros enseres. Nuestro próximo vuelo salía a las 15:30 dirección a Moscú… y sorpresa que nos llevamos, nos quieren hacer pagar 15 euros por kilo por el exceso de equipaje, contábamos con esto, pero pensábamos que nos harían un descuento por llevar tanto peso. Total, Pico Lenin arriba o abajo…
Después de tanta negociación hasta vaciarle la cabeza conseguimos pasar nuestro equipaje pagando un importe de 450 euros. ¡¡Menuda aventura!! Comenzamos bien pero no nos íbamos a rendir tan fácilmente. Después de cuatro horas de vuelo llegamos a Moscú tan solo disponiendo de 15 minutos para el trasbordo, rezábamos para no perder el vuelo y nos cobraran por 2ª vez el exceso de equipaje hasta Bishkek, cosa que no ocurrió. En la zona de tránsito ya nos esperaban unas azafatas muy amables con tarjeta de embarque en mano. No recordamos un trasbordo tan rápido sobre todo por el “control” a la hora de pasar a la zona de embarque.
Llegamos a Bishkek después de 4 horas y media de vuelo. Preparados para pasar el control del visado vimos incrédulos como dos individuos tuvieron una disputa faltando muy poco para llegar a las manos, entre tanta gente y tanta descoordinación por parte de las autoridades, aquello era un caos.
Problemas con nuestro material de escalada
¡¡¡¡¡¡¡¡SORPRESA SORPRESA!!!!!!!!! se cumplían nuestros peores temores nuestro equipaje estaba en alguna parte de Moscú, pensamos que un trasbordo tan rápido pudo ser la causa de este incidente. De camino a reclamar a la oficina contactamos antes con nuestro enlace que nos tenía que dar los billetes correspondientes del vuelo hacia Osh (Kirgyztan) comunicándole como pudimos en una especie de inglish canarión la perdida de nuestro equipaje. Parece ser que su misión era solo la de entregarnos nuestros billetes, señalar la oficina donde reclamar y salir zumbando.
Imagínense la situación de tener que reclamar a esta compañía (Aeroflot) sabiendo del problema del idioma. Gracias a una chica francesa que hizo de intérprete pudimos reclamar la perdida del equipaje, dándonos la compañía 3500 som, unos 202 dólares por molestias, que a nosotros no nos sirven de nada si no tenemos nuestro material de montaña de montaña.
La expedición pasaba por momentos de tener que tomar una decisión, quedarnos en Bishkek para esperar por nuestros bultos, perdiendo el vuelo a Osh, o arriesgarnos a volar a Osh y desde allí intentar coordinar la llegada de nuestro equipaje a través del enlace que allí nos esperaba.
Al final nos arriesgamos y decimos volar a Osh. Después de 40 minutos en un destartalado avión llegamos al aeropuerto “internacional de Osh” jejejejeje menuda broma, tenia la pista de aterrizaje asfaltada y ¡gracias! Una vez en tierra nos asaltaron 4 o 5 individuos con la intención de que cogiéramos su transporte, pero nosotros no parábamos de repetir que esperábamos a nuestro enlace, este llego al final, recogiéndonos y llevándonos al “hotel”.
Ya en éste le pusimos al corriente de que el equipaje se había extraviado y que no nos moveríamos de Osh hasta que nos llegara, pues sin este, adiós a nuestra expedición. Este contacto se puso en marcha automáticamente pidiéndonos documentación del equipaje, intentando por todo los medios que nuestros bultos estuvieran a primera hora de la mañana antes de partir al campamento base. Durante nuestra estancia en el hotel el enlace nos informó de que todo estaría arreglado a 1ª hora de la mañana.
Asomados a la ventana, viendo caer una gran tormenta, esperábamos que al día siguiente tuviéramos todo solucionado para poder aproximarnos al campamento base.
La incertidumbre del escalador
Crónica nº 2. Día 03-08-2007
Nuestra estancia en el hotel había empezado un poco caótica a causa de la tormenta, se había quedo sin agua y sin luz durante toda la noche y gran parte el día. A las 07:00 AM mientras desayunábamos aparece nuestro enlace y nos comunica que de momento de nuestro equipaje no se sabe nada, dejándonos perplejos y sin darnos garantía de que esto se solucionara, proponiéndonos si nos acercaban al campo base ese día o pasábamos otra noche en Osh, a lo que decidimos tajantemente esperar un día mas a la espera de noticias, pues sin equipaje, no hay expedición.
Después de estar barajando la posibilidad de tener que tomar algunas decisiones importantes sobre la realización o no de la expedición tal y como estaban las cosas, nuestro enlace apareció por el hotel al mediodía y nos comunicó que los bultos estarían esa tarde, por ese entonces ya había vuelto el agua y la luz. Desde que salimos de Gran Canaria hasta ese momento no nos había pasado nada bueno ¡ALELUYA! La suerte empieza sonreír.
¡Por fin Buenas noticias, dirección Pico Lenin¡
Sobre las 18:00 PM nos tocan en la puerta de la habitación y nuestro enlace que se llama Tatiana nos comunica la buena noticia de que nuestros bidones se encuentran abajo. Eufóricos bajamos los seis pisos del hotel y recogemos nuestras pertenencias que nos tuvo en vilo las últimas 48 horas, al final ha salido todo bien, gracias a que nuestro enlace estuvo trabajando activamente para la recuperación de los mismos.
Hoy tendríamos que estar de camino al campamento base, hemos perdido un día de programa, pero intentaremos compensarlo de alguna manera. Para nosotros era prioritario recuperar los bidones. Ahora empieza “nuestra aventura” tenemos todo atado para mañana a primera hora partir en camión todo terreno durante 10-12 horas de trayecto por pista de tierra hacia el campamento base.
Una buena cena y una cerveza para celebrar nuestro reencuentro con nuestros bidones.
Hacía el Campamento Base (CB 3.600 m)
Crónica nº 3. Día 04-08-2007
Nos hemos levantado a las 07:00 AM para preparar las últimas cosas antes de partir. Nuestro desayuno es a las 08:00 AM, grata sorpresa nos llevamos mientras desayunábamos nos encontramos con tres mallorquines que también estaban de expedición al Pico Lenin, menos mal que podemos entablar una conversación en condiciones.
Nos presentamos y saludamos amistosamente como si nos conociéramos de toda la vida, suponemos que tanta alegría es normal estando tan lejos de tu tierra, más aún cuando estos últimos días no hemos visto a ningún español por estas tierras.
Tatiana nos dice que tenemos que estar preparado a eso de la 09:00 AM para partir, pero no es hasta cerca de la 11:00 AM hasta que colocamos nuestro bártulos en una especie de camión 4×4 de la antigua unión soviética abarrotado de alpinistas de otras nacionalidades y cargado hasta los topes de petates, comida, gasoil, mechas y pabilos, gas y demás aprovisionamiento para el campo base.
Durante unas tres horas y media recorrimos 140 km. de los 300 que son hasta el campamento base. Ahí nos dieron de comer una suculenta comida, siendo el trato muy agradable.
Seguidamente continuamos con el recorrido pasando un puerto de montaña, casi a 4000 m. Al final llegamos al campamento base a eso de las 21:00 horas, invirtiendo en el trayecto en 4×4 unas 10 horas. Nos instalamos en la tienda que nos tenían preparada y después nos dieron de cenar.
Dia de “descanso” en el Campo Base (3.600 m)
Crónica nº 4. Día 05-08-2007
Hoy día de descanso en el campamento base hemos realizado lo que se llama en términos alpinisticos “aclimatación activa” que ha consistido en subir hasta los 4000m para bajar otra vez al campo base que esta a 3600m. Hemos coincidido con nuestros amigos de la expedición Mallorquina durante este día.
Mañana realizaremos la ascensión al pico Petrosky de 4.820m y volveremos al dormir al campo base.
Subida al Petrosky 4.820m.
Crónica nº 5. Día 06-08-2007
Nuestro cocinero que se llama Baha nos preparo el desayuno a las 07:00 AM amablemente. Partimos en dirección al Petrosky a intentar hollar su cumbre. Así fue, después de seis horas y con un tiempo que empeoraba por momentos, lográbamos pisar la cumbre, invirtiendo nueve horas de actividad hasta que llegamos a la seguridad del campamento base (3.600)
Las cosas marchaban bien en nuestra fase de aclimatación, a pesar de que la bajada de está montaña no fue nada fácil, teniendo que pasar por unos tramos de roca descompuesta, que al final se resolvió con algún aseguramiento de cuerda. Día de descanso en el campo base 3.600 m. Preparación para la subida al C1 (4.200 m)
Crónica nº 6. Día 07-08-2007
Hoy nos dedicamos a ordenar el material de escalada necesario y principal de cara al ascenso de mañana al campo 1 en los 4200 m (nuestro verdadero campamento base) Alguna llamada a casa vía satélite, reponer fuerzas, jugar a las cartas… ¡y ganas por fin! de empezar a trabajar en la montaña.
Crónica nº 7. Día 08-08-2007
Hoy nos hemos levantado a las 06:45 AM para seguidamente desayunar, puesto que teníamos que terminar de preparar las cosas para que nos pesaran los bultos que nos iban a transportar los caballos hasta el campo.
Ya con todo listo y pesado nos alcanzaron con un “coche” que había que arrancarlo a manivela “curioso” hasta el principio del camino (6 Km. por pista) donde unas lapidas de alpinistas que han fallecido señalaban el camino que nos llevaría hasta el C1. A las 08:30 AM comenzamos a caminar, este recorrido normalmente se hace en cinco horas, tan solo lo realizamos en tres horas y media llegando al C1 a las 12:00 PM.
La mala fortuna ha querido que las cosas para la expedición Mallorquina empiecen mal, pues dos de sus componentes (David y Jose) tienen diarrea y deciden quedarse en el campamento base. Tan solo Pere decide acompañarnos hasta el C1 y volver a bajar hasta el CB, aprovechando para hacer algo de actividad y aclimatarse.
Nos despedimos con un fuerte abrazo de Pere una vez llegamos al C1, deseando reencontrarnos pronto en este campo, una vez estuvieran recuperados el resto del grupo.
Ascenso al Campo 2 (5.300 m) Fase de aclimatación.
Crónica nº 8. Día 09-08-2007
Salimos a las 08:15 de C1 (4.200m) con dirección al C2 (5.300) para montar la tienda, dejar gas, comida, ropa… cuanto más subiésemos hoy menos tendremos que subir el próximo día. El camino comienza con un glaciar en el que al comienzo del camino no hace falta encordarse, pero una vez empezamos a coger desnivel hay que encordarse para pasar algunas grietas, aunque hay muchos “valientes” que parece no tenerle ningún respeto al glaciar y a las grietas que hay y van totalmente desencordado.
Después de cinco horas de ascenso llegamos al C2 sin contratiempo alguno. Montamos la tienda, fundimos algo de agua para hidratarnos, descansamos un poco y a eso de las 15:30 comenzamos el descenso. Llegando al C1 sobre las 17:00.
Descanso alpino en el C1 (4.200 m)
Crónica nº 9. Día 10-08-2007
Hoy día de descanso y de preparación del material para mañana ascender de nuevo al C2 (5.300 m) hacer noche e ir a montar el C3 (6.100 m) si las cosas iban bien.
Hoy nos hemos reencontrado con la expedición Mallorquina, la mala suerte sigue a este grupo, ya que habían alquilado las tiendas de altura para los diferentes campos y la organización les ha fallado, pues no disponen de ellas (menos mal que nosotros traemos las nuestras desde España)
Cordino de alpinismo
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Ascenso al C2 (5.300 m)
Crónica nº 10. Día 11-08-2007
Subimos al C2 con la idea de no bajar mas al C1 hasta realizar la cumbre, aprovechando los días de mal tiempo que habían para trabajar la montaña, con esta idea tendríamos todos los campos de altura montados y así atacar la cumbre cuando tuviésemos una ventana de buen tiempo.
Durante el ascenso al C2 el tiempo se complicaba por momentos, la ventisca era fuerte y nuestra única opción ya metidos de lleno era llegar a la seguridad de la tienda en el C2.
Tuvimos que emplearnos a fondo en palear todo alrededor de la tienda pues estaba enterrada en la nieve, comer, sobre todo beber y al saco mañana es otro día.
Mal tiempo y descanso en el C2 (5.300)
Crónica nº 11. Día 12-08-2007
Nuestra idea era montar el C3 (6.100 m) y bajar a descansar al C2 si mejoraba el tiempo, pero al final tuvimos que quedarnos en el C2 por la fuerte ventisca que hizo, fue una decisión correcta, ya que muchas expediciones bajaron al C2 ese día por que en el C3 soplaba fuerte viento y no paraba de nevar. Mientras nosotros hacíamos del mal tiempo buena cara jugando unas partidas a las cartas.
Crónica nº 12. Día 13-08-2007
El día amaneció soleado, nuestra tienda semienterrada, pero con ganas de empezar a subir a 6.100 m a dejar montado nuestro C3 para volver a bajar al C2, aunque lo normal es bajar directo al C1 y descansar al día siguiente.
Nuestra intención era no bajar hasta el C1, ya que nos encontrábamos cómodos y aclimatados en el C2. Durante nuestro ascenso al C3 nos cruzamos con una expedición Castellonesa que subía a quedarse en el C3, pactando con ellos que podrían utilizar nuestra tienda de montaña en cuanto la dejásemos instalada.
En el transcurso de nuestra subida al C3, unos alpinistas Kazajos con los que habíamos coincididos tanto en el CB como el C1, se dedicaron abrir gran parte de la huella de subida de la última rampa, al C3 6.100 ¡parecía interminable!
Descanso y mal tiempo en el C2 (5.300 m)
Crónica nº 13. Día 14-08-2007
Este día hizo mal tiempo y tuvimos cada dos por tres que palear para desenterrar la tienda de la nieve, en teoría deberíamos estar en el C1 (4.200) descansando pero hemos preferido estar aquí arriba.
En un descuido nos quedamos dormidos con la puerta entreabierta y la ventisca nos invadió, entrando nieve en toda la tienda. Tuvimos que actuar rápido para sacarla y acabamos todos empapados. Preparamos algo caliente para entrar en calor y al saco.
Descenso al C1 (4.200)
Crónica nº 14. Día 15-08-2007
Nos levantamos con la intención de ir al C3 par quedarnos instalados e intentar realizar la cumbre, en el camino nos tropezamos con la expedición Castellonesa, dos de sus miembros habían cumplido el objetivo de ascender hasta la cumbre. También vimos a los alpinistas Kazajos, que habían realizado su cumbre.
Estábamos un poco cansados de haber estado tanto tiempo en el C2 (3 noches) mientras ascendiamos al C3 empezamos a barajar la posibilidad de bajar al C1 a descansar y descartar el subir al C3 ese día, el tiempo parecia estar cambiando y no estabamos aclimatados al 100 por 100 todavía
Así lo hicimos, bajamos al C1 a descansar mientras el tiempo iba empeorando por momentos, hemos acertado en nuestra decisión.
Una vez en el C1 vimos una nota dentro de nuestra tienda en la que la expedición Mallorquina se despedía de nosotros por no disponer de las tiendas de altura y haber hecho mal tiempo estos días atrás, replegándose al CB ¡Mala suerte!
Nosotros mientras curabamos las pequeñas heridas de guerra en el C1, con la intención de estar en condiciones para el ataque final a la cumbre.
Esa noche celebramos con los alpinistas Kazajos su subida a la cumbre en el C1, fuimos los únicos alpinistas invitados a su celebración por haber estado currando en la montaña y ponerle empeño, aunque aún nos quedaba el asalto final. Entre bozka y bozka, mi compañero y yo acabamos en la tienda con un subidón que pa´que, menos mal que al día siguiente era día de descanso.
Descanso en el C1 (4.200 m)
Crónica nº 15. Día 16-08-2007
Hoy estuvimos de descanso en el C1, aprovechando para recuperar fuerzas, preparar el material mínimo indispensable para dar el definitivo ataque a la montaña.
Nuestros compañeros Kazajos se despidieron de nosotros deseándonos suerte en nuestro ascenso ¡Muy Buena gente!
Subida al C2 (5.300 m)
Crónica nº 16. Día 17-08-2007
Nos levantamos por la mañana temprano para concretar con Jorge (miembro de la expedición Castellonense que no ataco a cumbre) la posibilidad de acoplarse a nosotros para su ultimo intento, pues a él le quedaban pocos días… pero increíble… vimos como un gran alud bajaba montaña abajo mientras otros alpinistas ya estaban de camino al C2. La suerte quiso que la avalancha solo pasara por una parte de la ruta de subida en la que no había nadie en ese momento.
Tuvimos que tomar una decisión de subir o quedarnos, Jorge se pronuncio diciendo que en principio no iba esperando a ver si caía algo más. Nosotros tomamos la decisión de partir hacia el C2 pasando con precaución por donde había arrasado la avalancha, llegando al C2 sin ningún contratiempo
Crónica nº 17. Día 18-08-2007
Volvimos a retomar la subida al C3 a 6.100 m sin ningún contratiempo.
Descanso en el C3 (6.100 m)
Crónica nº 18. Día 19-08-2007
Deberíamos de estar de camino a la cumbre, pero un viento infernal a pesar de que hacia sol nos impidió salir de la tienda.
Llegó el momento de la verdad!
Crónica nº 19. Día 20-08-2007
Ascensión al Pico Lenin
Suena el despertador a las 05:00 AM, todavía no ha amanecido, he pactado con mi compañero David salir sobre las 05:30 AM para la cumbre, el viento sopla fuertemente otra vez, como la noche anterior.
Es un tema a tener muy en cuenta a la hora de salir porque éste duplica e incluso triplica la sensación de frió, no obstante me equipo como puedo, la mayoría de la ropa ya la llevaba puesta después de haber dormido con ella, pero la maniobra de colocarme los crampones y demás atuendo se complica, como siempre, cuando tienes que hacerlo fuera de la tienda y con los guantes puestos, pues si lo haces dentro corres el riesgo de engancharte con todo y destrozarla con los puntas de los crampones, a menos que la tienda tenga un buen avance para poder realizar éstas maniobras.
Me ha acostado levantarme de mi caliente saco de dormir, mientras pienso que en estos momentos está la clave de la ascensión, uno tiene que estar dispuesto a salir de la tienda si quieres tener opciones de intentar llegar a la cumbre, pero ahí fuera hace al menos –25 bajo cero como poco, ¡¡imaginaros en la cima!! Para colmo sigue soplando un viento fortísimo; Por momentos vienen las dudas, mis dudas, tiro o no tiro para arriba, ¡qué diablos! Me gusta donde estoy, he trabajado como un león por y para estar aquí, me siento más vivo que nunca en este lugar, pues para eso subo, para vivir un poco mas intensamente.
Luchando con mis propios miedos, no solo en estos momentos críticos, sino desde los principios de la expedición, desde sus inicios hasta en el momento de atacar la cumbre. Además reconozco que el ensordecedor ruido del viento, que apenas deja que nos comuniquemos a escasos dos metros, en realidad llega a ser una especie de aliado para mí, que me hace estar alerta y agudiza aún más todos mis sentidos.
Me da la risa floja, como si un loco cuerdo cree estar haciendo lo correcto, cuando empiezo a ascender hablando conmigo mismo, creo que me estoy encontrando con mí otro yo, el yo que siempre anhelo cuando escalo, por eso estoy aquí, dispuesto a enfrentarme con él. Para mí, pasa a un segundo plano todo lo material, incluso las personas más allegadas a mí, me concentro en lo que estoy haciendo y por unas horas entro en otro mundo, ¡¡mi mundo!! sin esto no puedo vivir, la montaña y yo.
A ella hago mis reverencias cada vez que tengo un hueco para descansar y respirar un poco más de aire, ese aire que me falta, pero que a la vez me llena los pulmones de fuerzas para seguir adelante. Aquí arriba no soy nada fuerte, soy débil en la inmensidad de ésta gran montaña, ella me pone en mi sitio, me recuerda que tan solo soy un punto más pequeño que intenta arañar metros, con mucha humildad, a sus nieves perpetuas.
Con todo este panorama, intento progresar hacia la ruta de subida, sintiéndome como un zombie zarandeado y golpeado por el viento sin saber a donde voy. Poco a poco voy como una hormiga, avanzo metros en ésta gran mole de nieve llamada Lenin.
Parece que la única medicina contra todo “este mal” es el antídoto de cumbre, en el que voy a poner todo de mi parte para intentar curarme, llegando a lo más alto de ésta montaña e inyectándome de emociones según me acerco a la cima.
Giro la cabeza en busca de mi compañero, parece ser que al también sufre a su manera los efectos de este impasible viento, pero bueno, aquí cada cual ya tiene con lo suyo, uno tiene que valerse por sí mismo y tomar sus propias decisiones.
Encabezo en primera línea de batalla el camino de subida, porque puedo asegurar, que un paso a estas alturas y el desnivel que me queda (1.000 m) pueden hacer mella hasta al más fuerte de los alpinistas.
Llevamos ritmos distintos, mi compañero a medida que progreso va quedando poco a poco más retrasado, tenemos cada uno un walkie-talkie pero de momento ni una palabra, el aire que necesitamos lo aprovechamos para poder respirar a estas alturas,¡que buena falta nos hace!
Poco a poco veo un grupo de alpinistas, también zombies, que salen de sus tiendas, enfilando montaña arriba por la misma ruta que nosotros vamos, es un grupo de cinco que en poco tiempo se ponen a la altura y adelantan a mi compañero. Enseguida me doy cuenta que va a quedar muy descolgado y tendrá que ascender bastante más retrasado en la ruta, pero eso no me preocupa, pues teníamos pactado que cada uno tendría que marcar su propio ritmo.
Después de casi dos horas de ascensión el fuerte viento había dejado de soplar, pero la temperatura a pesar de que brillaba el sol seguía siendo baja, parece que había superado esas horas criticas en las que más de una vez me plantee dar la vuelta y volver a la seguridad de la tienda en el C3 (6.100) pero no me iba a rendir tan fácilmente.
En unas de las paradas que hice para hidratarme el grupo de los cincos alpinistas, que pronto coincidieron conmigo, siguieron montaña arriba, la verdad que a mí me vino muy bien, pues encima parece ser que iban con un guía de montaña y así solo tenia que seguir sus huellas, ya que prácticamente más de la mitad del recorrido lo había realizado solo como la una.
Mientras ascendía pensaba en mi familia, en los amigos, en la gente que me había apoyado (no podía fallarles) pero sobre todo en tres personas claves, en mi hijo Carlos de siete años, Guillermina mi compañera y en mi querido y desaparecido amigo Jose Luis Marrero Suárez, que había fallecido el mes de Junio pasado después de una enfermedad, me había impuesto que éste iba a ser el motor que me haría pasar todas las dificultades y que tuve presente durante toda la ascensión.
En la ultima visita que le hice, y en la que ya estaba en fase terminal, juré y perjuré que llevaría su nombre a lo más alto de esta montaña, costara lo que costara, las promesas están para cumplirlas, si no nunca las haría.
Mientras recorría la barrera de los 7.000 metros de altitud, empecé a escuchar una especie de sinfonía, con coros y todo, era bastante agradable, pero sabia que mi cabeza se estaba yendo para el otro lado (cosas de la altura supongo) en comparación con otros alpinistas que juraban escuchar el ruido de motos, creo que a éstos se les iba un poco más.
Así durante más de siete horas sin apenas interrupción, conseguí colocarme en la cumbre del Pico Lenin de 7.134 m, un sueño hecho realidad y un trabajo bien realizado. Esta expedición no se parece nada a ir de vacaciones, ha sido un constante trabajo, teniendo que planteármelo así para poder cumplir la meta que me había auto impuesto.
Me considero una persona que no tira la toalla hasta último momento y apuro todas las alternativas antes de dar por imposible un objetivo. Perseverancia pura y dura con algunos ingredientes de cabezonería, como dicen por ahí «sin riesgos, no hay gloria» aunque yo prefiero decir si no cumplo mis sueños, no soy yo mismo, ¿porque no intentarlo?¡¡que diablos!! Vamos a hacerlo y punto.
Tener la satisfacción de poder desplegar y ver ondear la Bandera de mi querida Comunidad Autónoma Canaria, fue un gran honor para mí, sabiendo que estaba tan lejos de la misma, muchas sensaciones fuertes en tan poco tiempo hacen que alguna que otra lágrima se te escape llegándose a congelarse antes de caer al suelo.
Dos días más tarde de regreso a Osh, donde estariamos unos dias de turista, por mi parte tuve suerte ya que me tuve que recuperar de una fuerte gastroenteritis que tuve que cojer en el C1, menos mal que me paso de regreso, sino, no hubiera tenido ninguna opción a cumbre
¡Pero eso ya… es otra historia y agua pasada de glaciar!
Diario de escalada de Carlos Arocha