Como siempre las ascensiones más fáciles son las que más accidentes provocan, la inexperiencia de muchos de los candidatos, la relajación que suponen las “cuestas” fáciles en apariencia, y unas condiciones de nieve dura o hielo, son un cóctel extraordinariamente peligroso.
Condiciones de ascensión cambiantes
Y es que las condiciones de una ascensión pueden cambiar como la noche y el día. La nieve blanda aumenta considerablemente la seguridad, aunque a veces no facilita las ascensiones precisamente, ya que el esfuerzo puede acentuarse si hay que realizar una profunda huella.
Pero en lo que se refiere a la posibilidad de resbalar, lógicamente es mucho menor o inexistente según la pendiente, y en caso de ocurrir, las posibilidades de autodetención son muy elevadas a poco quien practica la escalada tenga una mínima práctica, siempre necesaria, aunque a veces otros peligros como las avalanchas entran en juego.
Cuidado con las pendientes de nieve dura
Pero cuando la nieve se presenta dura, es decir apenas hacemos huella con la bota de montaña, obtener la máxima seguridad posible es cuestión de que cada cordada tenga los suficientes conocimientos del medio, técnicos, y como siempre sentido común.
Si se sube sin crampones, las posibilidades de autodetención son ya más selectivas, se necesita mucha práctica y una reacción sin titubeos que no permita adquirir mucha velocidad.
La primera prevención es tener el juicio suficiente como para ponerse los crampones cuando son necesarios, esto es tan obvio que parece una broma, pero muchos accidentes tienen como protagonistas a montañeros que resbalan con sus ellos en la mochila.
Formación en montañismo, la mejor inversión
La técnica de escalada es necesario aprenderla y ejercitarla de forma progresiva, y no sólo por el hecho de que sea imprescindible utilizar, y utilizar bien, un material concreto diseñado para esta actividad.
La variabilidad de condiciones, que afecta de forma determinante al terreno de juego en el que nos movemos, exigen del montañero o al escalador una técnica adecuada de progresión ante cada situación que se le pueda plantear. Hasta tal punto afecta esta variabilidad que una misma ascensión puede ser muy fácil llevarla a cabo o bastante dificultosa o expuesta en función de la situación meteorológica reinante los días previos.
La calidad y estabilidad de los terrenos helados y/o nevados, vienen determinadas por:
- La inclinación de la pendiente a escalar, sobre la cual se ha depositado la masa helada.
- La temperatura ambiente cuando se formó esta masa y cuando pretendemos escalarla.
- El viento.
- Los contrastes climáticos entre el día y la noche.
- La situación meteorológica a escala general y local.
La conjugación de estos factores junto con la experiencia acumulada harán que podamos determinar cuándo es el mejor momento de la estación para salir a poner en práctica esta sugestiva actividad.
Por ello, un buen curso impartido por profesionales titulados en la especialidad se impone para todos aquellos que deseen iniciarse en las técnicas de seguridad y progresión, comenzando por montañismo invernal, un curso completo de alpinismo o, para los que tienen un cierto nivel en esquí de pista, un curso básico de esquí de montaña. Si ya estás iniciado, continúa formándote en los niveles avanzados.
Compañía en las cordadas
En muchas ascensiones clásicas la compañía de otras cordadas es inevitable, y esta compañía, a veces más numerosa de lo deseado, puede ser el origen de problemas de muchos tipos.
Uno de los más frecuentes para los inexpertos es la inercia de ver lo que hacen los demás y tratar de imitarlo. Juzga por ti mismo y actúa según la capacidad de tu cordada, no siempre la cordada vecina hace lo más apropiado.
Los que nos preceden además nos regalarán inevitablemente con una constante caída de nieve. En corredores estrechos puede ser un problema realmente molesto y puede hacer recomendable renunciar.
Sinceramente, si la cordada que os precede es de las que escala “en ensamble”, es decir todos encordados y sin colocar anclajes, es mejor que os deis la vuelta. Les podéis advertir amablemente de su error, pero si insisten, mejor evitad que hagan carambola con vosotros.